Si mezclamos en gastronomía cúrcuma con jengibre, arroz con hinojo, garbanzos con habichuelas… haríamos un sinfín de combinaciones para entreverar pero que no pasaría nada, si no gusta no se come.

Pero existe ese pero cuando piensas que en otros ámbitos no se puede hacer eso, no se puede ensayar a la ligera.

Somos estadísticas de unos laboratorios que se han trasladado al mundo real, no está haciendo falta ratas ni cobayas para experimentar.

Vamos a suponer que mueren personas a consecuencia de unas vacunas poco ensayadas, creadas por unas industrias farmacéuticas que utilizan a diario a la gente como conejillos de India, con el respaldo de los virólogos pues según ellos es conveniente que mueran personas sanas antes de que mueran más por el virus, repitiendo hasta la saciedad que los efectos secundarios son tan raros que puede que no ocurran, que los beneficios de las vacunas superan los riesgos, pero puede que esos efectos secundarios estallen dentro.

Que importa sacrificar personas por unos efectos secundarios, provocando unas muertes que sin éstas llamadas vacunas no hubiesen pasado, no estoy en contra de las vacunas, de esas vacunas de años y años de investigación, esas son vacunas, estás tienen que demostrar aún lo que son, en verdad somos estadísticas, si mueres a consecuencia de la vacuna solo eres un número y encima te llaman mínimo.

Quien hace esas estadísticas, quién cuenta, quién coloca los números que interesa, no sabemos nada, solo lo que quieren comunicar lo que interesa, lo que les convenga.

Puede que todo esté en manos de un gabinete de expertos, tan expertos que son inexpertos en todo esto.

El Covid 19 existe y también existe el miedo que por todos los medios están metiendo en el cuerpo, un miedo que hace ver al virus en cualquier lado y en todo momento.

Uno de los síntomas de éste coronavirus es la perdida del gusto y el olfato, nadie ha cogido una gripe o un catarro que te haga perder ambos sentidos, ahora nadie se acuerda lo que es pasar una gripe, que se dice pronto una gripe, cuando agarro una buena gripe pierdo el gusto, el olfato, hasta las fuerzas de vivir por un rato.

Todo está lleno de grietas e incongruencias, sobre todo tantas incongruencias.

Se me viene a la cabeza la conocida Teoría del Shock, una teoría según la cual es posible hacer reformas impopulares mediante impactos en la psicología social a partir de desastres o contingencias, no sé porqué.

Fuera aparte de lo que yo crea como se está llevando, tema virus, tema de lo que sea, bien se están aprovechando barriendo para dentro todo lo que les interesa.