Enciendo un cigarrillo y que conste que no fumo, solo para ver la viveza de la llama convertirse en volutas de humo, la viveza de empezar un nuevo año comenzar y darte cuenta al final que todo sigue igual.

Existe varias formas de controlar a la sociedad y entre ellas es mantenerla en la ignorancia, negarsele el conocimiento, y colocarla al margen de lo que le rodea.

Si no me hubiera ocurrido lo que padecí, que no fue un camino de rosas sino espinoso y retorcido, y el fallo fue mio, es que estuve lenta, en mi camino no se cruzó nadie que diera con la tecla de mis males, y tire muchos años donde mi vida era un quejido a merced de unos médicos que pensaban que la medicina es una raíz cuadrada, donde una reunión de síntomas solo necesitaban tratamiento más tratamiento y no averiguar el origen de tanto padecimiento, descartando medicinas pues al ver que no me curaban no me las tomaba, menos mal que el origen averigüe, intoxicada por amalgama de mercurio.

Si no me hubiera ocurrido nada me daría igual los ingredientes de cada producto, y si algo me perjudicara, como le perjudica a cualquiera, le echaría las culpas a una migraña, un dolor de cabeza, un malestar en el estomago, en la piel, el típico algo que no me ha caído bien, excusas de malestares provocadas por tóxicos en la alimentación, en el aire.

Es complicado de comprender para los que no quieran entender, ojala yo hubiera tenido a alguien que me hubiera escrito estas palabras, a los incrédulos les diría que no escupan para arriba, pues con tantas puertas abiertas que la sanidad se deja, permitiendo que entren los tóxicos por todos lados, que te los anuncian por televisión y lo ponen a mano en el supermercado, con este panorama sin barreras no es difícil adivinar el porvenir que puede aparecer, y un día que te crees que estas normal y de momento todo te cae como un tormento y tienes que averiguar el motivo en que la salud se encuentra al final de un laberinto difícil de recorrer.

Nos ofrecen tanta información que nos distraen con tantas tecnologías, con programas de televisión para mononeuronales, redes sociales, tanto circo para que el pueblo este entretenido, que construyen una enorme cortina de humo para que no nos enteremos de lo que realmente importa, de que existe muchas enfermedades provocadas por el entorno químico que nos rodea.

Se puede evitar algunos, como el glutamato monosódico, que te va matando neuronas mientras que comes una mierda pero engaña al cerebro creyendo que es un manjar suculento, sanidad no hace nada, y Arguiñano anunciándolo sin remordimiento.

Los ambientadores que obligan a respirarlos aunque no quieras, ¿donde estas sanidad?, ya te veo, ocupada solo con el tabaco.

Apago el cigarrillo, y ahí acaba el ataque del cigarro, es malo, es nocivo, pero no engaña, fuma la persona que le da la gana, a mi no me gusta, no fumo, pero yo decido, nadie me lo camufla en la comida, y cuando lo respiro se que es tabaco, el ambientador posee los mismos componentes que el cigarro, pero como huele bien ¿qué se creen que no es cancerígeno?, también es mortal el condenado, te matan y no te enteras.