Un cuento voy a contar, y esto no te va a matar pero si te vas a enterar del arte que tiene Cádiz en carnaval.
Erase una vez por estos tiempos contemporáneos, pues las brujas existen a través de los siglos y por el resto de los años, vivía una brujita lista como ella sola y envidiada, sus compañeras no la querían, porque aparte de bruja era abogada.
La bruja más vieja y despiadada le realizó un hechizo donde sus poderes perdió, y en medio de un aquelarre la desterró sin compasión.
La brujita, lista y abogada que Eva se llamaba, cogió su escoba y voló sin rumbo fijo, con desesperación hacia tierras cercanas se adentró.
Dormida, no se dio cuenta que sobre el mar volaba, las olas mojándola la despertó y fue cuando una playa divisó.
Sobre la arena un gran viento le levantó la falda.
– ¿Qué viento será este? que la falda no me deja y me como la arena – Eva pensó -¿Quién podrá decirme dónde estoy yo?.
Mientras que la brujita se lamentaba al estar perdida, se le cruzo una gaviota pidiéndole comida.
Eva aprovechó y a la gaviota preguntó.
– Buenos días gran voladora, soy una bruja desorientada, ¿podrías decirme donde estoy ubicada?.
– Pues mira chati, sí que estas perdía, mira que no saber que estas en La Caleta, la mejor playa de Andalucía.- contestó la gaviota con un pronunciado acento gaditano y prosiguió hablando.- te encuentras en la ciudad más antigua de occidente.
– ¡Estoy en Roma! – exclamó Eva y observó. – no he visto la bota desde el cielo.
– No no, titi escobada.- dijo sarcásticamente la gaviota, mientras que sus alas agitaba.- más antigua aun que la propia Roma.
– ¡Oh!.- Se desilusionó Eva.- es que en Roma estuve de Erasmus, pensé que había vuelto, allí eché muy buenos ratos.
A la gaviota le rugían las tripas, pues estaba enmallaita, pero era muy floja para buscar comida, mientras la brujita seguía contando su vida.
– …Estudiando en Roma, por supuesto estudiando, soy abogada, no soy una bruja descolocada, aunque un poco perdida y ahora despistada.
-¡Me has caído bien hermosura!.- Exclamó la gaviota impaciente y prosiguió hablando.- Te pongo un trato, te voy a decir donde estamos, pero dame de comer, mójame unos piquitos en cerveza que me sientan muy bien.- dijo el ave moviendo el pico como el cuervo del ventrílocuo.
– ¡Quieres decirme dónde estamos, puñetera!.-gritó Eva impaciente. – ahora te traigo los picos y unas cañas, este lugar tiene que ser Cádiz, que hasta las gaviotas tapean por las mañanas.
– ¡Cierto resalá, que arte tienes!, se nota que eres lista.- dijo la gaviota mientras que mojaba los picos en la caña de cerveza fría.- estamos en Cádiz, en la señorita del mar, el brazo extendido hacia el océano, el pañuelo que saluda al navegante, bueno en este caso saluda a la bruja voladora.
La brujita Eva emocionada y con ilusión, pues Cádiz le gustaba un montón, subió a la gaviota a su escoba y volaron las dos.
Recorrieron La Caleta, el barrio La Viña, el Mentidero, la Catedral, las Puertas de Tierra y mientras en el aire se escuchaba una música, que a la bruja le estaba dando fuerza y poder.
– ¿Qué música es esa que estoy escuchando?.- dijo Eva.- electricidad en el cuerpo me va entrando, los poderes están subiendo y mis penas van bajando.
La gaviota le contestó revoloteando a su alrededor, con una alegría que hacia brillar el día, mientras que le decía.
– Es una música que te viene muy bien, pues tiene magia “El amor brujo” de Manuel de Falla.
– Escucho otra música de fondo, es otro ritmo, otras voces lo que oigo.- observó la brujita agudizando el oído.
– ¡Chiquilla que has venido en una fecha especial!, aquello es la plaza y se escucha carnaval.- gritó la gaviota con las plumas de punta.- vamos al carrusel de coros, a la plaza Las Flores, ¡esto es carnaval!, ¡como se vive en Cádiz no existe otro igual!, no te cortes bruja resalá, déjate llevar por las chirigotas, las comparsas, los cuartetos y ese coro que esta cantando ya, pero cierra la boca que tas quedao embobá, que tiran papelillos y te pues ahogar.
Eva se fue animando, en Cádiz estaba encontrando ese algo que le faltaba para recuperar sus poderes, ese algo era de pura plata, ¿qué otra cosa iba a encontrar en “la Tacita de Plata”?
– Estaremos poco tiempo de juerga.- murmuró Eva.-me tengo que preparar un juicio, ya sabes aparte de bruja soy abogada, no me puedo desmadrar.
Las dos volaron entre fandangos y alegrías y al ritmo de chirigotas se adentraron en la algarabía.
Colorín colorao este cuento no ha acabao, pues el Carnaval en Cádiz tiene pa largo.
marzo 5, 2017 at 1:21 am
Llevo unas noches leyendome este cuento antes de dormir, y cada noche me gusta más, no soy de Cadiz pero me gusta, a ver qué es lo próximo qje escribes XD
abril 15, 2017 at 5:30 pm
Me encanto el cuento, espero que tenga segunda parte 🙂
abril 15, 2017 at 5:52 pm
Que gracioso el cuento del besugo surfero. Deberias escribir mas cuentos son estupendos 🙂